La principal función de la piel es proteger al organismo de factores externos como bacterias, sustancias químicas y temperatura. Este fue el maravilloso legado que de mi madre recibí para cuidar mi rostro. Desde la niñez insistió en darme una buena alimentación, practicar ejercicio y enfatizó en el cuidado de mi rostro. Para mi madre fue supremamente importante enseñarme tediosas rutinas para el día y para la noche que no seguía en un 100%, pues no comprendía la importancia que tendría a futuro el resultado del que hoy disfruto de poseer una piel saludable, con una profesión exitosos que hoy me permite ofrecer una marca propia de calidad.
Con el paso de los años por fin entendí los consejos de mi madre y su gran herencia sobre el cuidado de mi rostro desde mi infancia. Si bien todos debemos enfrentar cambios terribles en nuestra piel, que son naturales, como el acné, las manchas, puntos negros, fue esencial cuidarme la piel como mi mamá me enseñó y que me ayudó un montón a controlar esos cambios.
Mi mamá me dijo que no me bronceará
Pensaba que broncearme me otorgaba un tinte especial en mi piel y esto me costó un montón entenderlo, ya que la moda entonces dictaba que “una piel bronceada era una piel bonita” y la verdad es que no, trae demasiadas consecuencias en la piel como: envejecimiento prematuro en la piel, cáncer de piel o manchas ásperas y escamosas en las zonas donde se ha recibido el sol, etc. Por tanto me reiteraba en que llevara una dedicada rutina de cuidado, entre ellos el protector solar.
Aprendí a cuidar mi piel
Aunque mi mamá siempre me inculcó el cuidado de mi piel, luego de pasar por tantos cambios y broncearme, por fin entendí que ella siempre tuvo la razón, quisiera preguntarte ¿A qué edad tomaste conciencia de cuidar tu piel?, por ahora te respondo yo, a los 25 años, y aunque siempre me aplique productos y demás, aún hacía ciertas cosas que afectaban mi piel, como broncearme, y cuando tuve suficiente conciencia con una sonrisa mi mamá con una sonrisa me dijo “te lo dije”.
Fui creciendo con su referente para cuidar la salud y la belleza de la piel, cuando solía verla realizar su plan de cuidado desde su alimentación hasta el más pequeño detalle, como aplicar los productos en las mañanas y en las noches, utilizar productos como cremas hidratantes, aceite como el serum, limpiador facial y crema para el contorno de ojos.
Hoy puedo decir que el amor y paciencia de mi madre me dejaron grandes enseñanzas, al inculcarme desde muy niña me oriento a la realización de una profesión y me inspiró a la creación de una marca propia sobre el cuidado de la piel, por lo cual puedo hoy dar doy testimonio de mi asombrosa piel y compartir con ustedes los productos que han llevado a muchas mujeres a tener un rostro suave, luminoso y saludable, para transmitir con este ejemplo a sus hijas.
Rindo un homenaje a las madres por su gran legado de amor pues “en todo el espacio del Universo sólo hay un corazón como éste.”
¡Feliz día mamá!